Lux
Luxanna Guardia de la Corona proviene de Demacia un reino aislado en el que la gente observa con terror y sospecha a las habilidades mágicas. Con el talento de manipular la luz a su voluntad, Lux creció temiendo que la descubrieran y exiliaran, lo que la obligó a mantener su poder en secreto para conservar el estado de nobleza de su familia. Sin embargo, su optimismo y resistencia la llevaron a aceptar sus talentos únicos y ahora los utiliza en secreto para servir a su tierra.
Dama Luminosa
Luxanna (o Lux, como prefiere que la llamen) creció en la ciudad demaciana de Lago Plateado, una de dos hijos nacidos en el prestigioso linaje de Guardia de la Corona, un honorífico otorgado a la familia con la tarea de proteger al rey. Su abuelo salvó la vida del rey en la Batalla del Colmillo de la Tormenta y su padre se ocupó de la protección durante el ataque noxiano conocido como la Locura de Cyrus. El hermano mayor de Lux, , también estaba contemplado para rendir ese honor.
Desde una temprana edad, tanto Lux como Garen recibieron entrenamiento para pelear, cabalgar y cazar. Pero mientras Garen decidió seguir la tradición familiar de unirse a la Vanguardia Intrépida, uno de los regimientos de pelea élite de Demacia, Lux albergaba sueños de aventurarse más allá de las fronteras de Demacia para explorar el resto del mundo. Sus padres desaprobaban esas ideas y, al igual que con su otro hijo, esperaban que ella asumiera el papel de custodiar y defender las propiedades familiares. Si bien era una labor importante, no era lo que la idealista y obstinada Lux imaginaba para su futuro. Admiraba a Garen, pero estaba en contra de la insistencia de que dejara de lado sus ambiciones e hiciera lo que se esperaba de ella, como todos los demacianos debían hacerlo.
Que le dijeran lo que tenía que hacer no le agradaba a la joven Lux, una chica incontenible con grandes ideas y brillantes sueños. Lux era una fuente inagotable de frustración para los tutores que buscaban prepararla para una vida de servicio obediente hacia la familia, ya que cuestionaba todas sus enseñanzas para perseguir nuevas ideas interesantes, debatir perspectivas distintas y simplemente frustrar a sus tutores. Aun así, era imposible enojarse con Lux, su entusiasmo por la vida era un resplandor interno que calmaba a hasta los más alborotados. Lux había dado por sentada su realidad, pero con cada día que pasaba, comenzó a sospechar que era más que solo un eufemismo poético. La verdad de lo que eso significaba en verdad finalmente salió a la luz cuando Lux estaba disfrutando un paseo solitario en las montañas del norte al anochecer.
Mientras se ponía la última luz del día en el oeste, su caballo perdió el equilibrio en un trozo de hielo, se cayó y se rompió la pata delantera. Lux estaba varada, demasiado lejos del pueblo más cercano para llegar ahí antes de que se hiciera de noche y demasiado angustiada por el dolor de su montura como para abandonarla. Sabía qué diría Garen: mata al caballo rápidamente para terminar con su sufrimiento. Pero Lux no podía matar a una montura que había cabalgado desde que era niña. Mientras Lux se preparaba para una noche sola en la montaña, una flaca y hambrienta manada de lobos sable, que había olido la sangre del caballo, descendió de su guarida en búsqueda de carne fresca.
Con la noche cerca y Lux aún fuera, su padre y Garen cabalgaron para encontrarla. Buscaron toda la noche y, al final, la encontraron a la mañana siguiente, sola y temblando al lado de su caballo asustado. Los cadáveres de seis lobos sable la rodeaban, su pelaje estaba calcinado y su carne quemada. Lux se rehusó a hablar de lo ocurrido y le rogó a su padre que rescatara a su amado corcel. Un remolque fue enviado desde el hogar familiar y el caballo fue salvado, Lux cuidó de él hasta que sanó.
Desde aquella noche, Lux sabía que poseía habilidades distintas de las que tenían todos los que la rodeaban; habilidades que la gente reacia a la magia de Demacia verían con odio. Desde que era una bebé, a Lux le habían enseñado que la magia había llevado a Runaterra al borde de la destrucción. Su propio tío había sido asesinado por un mago y los cuentos populares de Demacia estaban repletos de historias que describían a hechiceros como sirvientes retorcidos del mal y contaban cómo los corazones más puros podían ser corrompidos por la magia. ¿Acaso ella se convertiría en malvada? ¿Acaso ella era una abominación que debía morir o exiliarse más allá del gran muro? El miedo y la duda persistieron en Lux, y pasó muchas noches manteniendo los ojos bien cerrados, apretando los puños para detener la luz que emanaba de su interior.
El terror de que tuviera algo malo casi destruye su espíritu. Pero después de una extraña noche en la capital de Demacia (una noche donde se dijo que un gran de piedra caminó en el exterior, en la oscuridad), cuando Lux tenía trece años, regresó al Lago Plateado con una perspectiva nueva de sus poderes.
Los Guardianes de la Corona dejaron a Garen en la capital para que entrenara con la Vanguardia Intrépida y Lux solo veía a su hermano durante visitas poco frecuentes a Lago Plateado. Su relación se volvía más distante cada vez que regresaba. Tras volver a su hogar, Lux estaba determinada a aceptar sus poderes, no a temerles. Para la eterna consternación de sus guardaespaldas, constantemente se las arreglaba para evadirlos y cabalgar durante horas, lejos de los ojos juiciosos. Sola en los bosques salvajes se atrevía a liberar su magia y, con el tiempo, aprendió a controlarla mejor. Al fin podía dar rienda suelta a sus poderes en todo su esplendor. Podía doblar la luz para cegar y confundir, atraer luminosidad hacia la palma de su mano o convocar figuras encendidas a partir de la nada. También podía crear una luz tan que podía quemar y destruir. Antes, estos poderes la habían aterrado, pero ahora los disfrutaba, jubilosa porque al fin era capaz de expresarse a sí misma por completo.
Aunque ya entendía mejor sus poderes, Lux sabía que aún tenía mucho por aprender. Varias veces, durante los siguientes años, Lux fue el epicentro de fenómenos curiosos dentro de la Mansión Guardia de la Corona: luces danzantes por el castillo, estatuas recitando bromas a los paseantes o risillas donde no se veía a nadie. Su familia siempre encontró maneras de explicar esos eventos y hacía la vista gorda a su obvia procedencia. Confrontar la realidad de lo que estaba ocurriendo hubiera sido reconocer una verdad dolorosa y exponer a la familia a atención indeseada. Con la idea de atar a Lux a las realidades del mundo, su madre la llevaba en excursiones regulares a las propiedades de su patrimonio, donde visitaba a todas las familias que estaban bajo su protección. A pesar de su renuencia inicial a aceptar esta labor, Lux rápidamente se volvió conocida por ser alguien que siempre escucha y que siempre hace lo que puede para ayudar a la gente en tiempos de adversidad.
Cuando tenía dieciséis años, Lux y su familia viajaron a la ciudad capital de Demacia por un mes para presenciar la investidura de Garen en las filas de la Vanguardia Intrépida. Mientras estaban en la capital, ella continuó con sus actividades altruistas y trabajó para ayudar a los necesitados junto con una orden religiosa benéfica conocida como los Iluminadores. En la capital, como en Lago Plateado, Lux se hizo un nombre propio como una mujer joven de inmensa bondad y gran ingenio. Durante su estadía, se hizo amiga de una caballero de los Radiantes, la orden de guerreros de los Iluminadores, llamada Kahina. A menudo entrenaba con Kahina, cuando no estaba en los bailes y las funciones en los que se esperaba que asistiera con su familia, y rápidamente estableció un profundo vínculo con la mujer guerrera.
Pero cuando llegaba la noche, la veta animada de Lux se manifestaba y ella usaba sus poderes para escabullirse más allá de los muros de la ciudad. Demacia había seducido a Lux con su belleza, pero en una exploración a una aldea en la sombra de un bosque salvaje, aprendió que la oscuridad puede tener raíces incluso en el jardín más brillante.
Lux se encontró con un nido de criaturas comedoras de carne que cazaban a los habitantes de la aldea y las siguió hasta su guarida en el bosque. Las criaturas habitaban en un sistema de cuevas subterráneas llenas de huesos roídos e, invadida por una sensación de invulnerabilidad juvenil e indignación iracunda, atacó con chispeantes ráfagas de magia quemadora. Lux asesinó a docenas de monstruos; pero, en su impetuosidad, había subestimado sus números y pronto las criaturas la superaron. Justo antes de que los monstruos destrozaran su garganta, una cuadrilla de los Radiantes, que también habían estado rastreando a estos monstruos, atacaron la guarida y los pasaron por la espada. La líder de estos guerreros era Kahina. Y había visto lo que Lux podía hacer.
Lux fue escoltada de vuelta a Demacia y presentada al círculo más íntimo de los Iluminadores. Aquí, le ofrecieron una dura elección. Usar sus poderes más allá de los límites de Demacia para aprender acerca de sus enemigos o ser exiliada para siempre por ser portadora de magia. Que Demacia tuviera una orden dispuesta a usar magia fue una sorpresa para Lux, pero la elección que ofrecían era demasiado atractiva para rehusarse. Lux aceptó de inmediato. Sus padres regresaron a Lago Plateado, solo sabiendo que su hija había sido comisionada para servir a la corona y que permanecería en Demacia para unirse a las filas de los Radiantes. Estaban sorprendidos, pero satisfechos porque Lux al fin había encontrado su lugar en Demacia.
Lux permaneció en la capital durante algunos años, entrenando con los Radiantes y aprendiendo de los Iluminadores antes de tomar su primera misión. Tenía que Error: Skin Ladrona de Hechizos for Lux is not specified in Módulo:SkinData/Data. en las tierras en disputa entre el este de Demacia y el imperio noxiano para investigar señales de que agentes enemigos estaban intentando unir estos estados intermedios en contra de Demacia. La misión de Lux fue un éxito rotundo y el infame complot fracasó, las frágiles alianzas que estaban negociando los agentes noxiano colapsaron en una oleada de traiciones y engaños. Más misiones le siguieron y con cada una Lux consolidó su reputación como alguien que terminaba el trabajo, sin importar cuán difícil fuera.
Más allá de los muros de Demacia, Lux aprendió más del mundo y vio su rica diversidad, su ilustre historia y su infinidad de personas. Llegó a entender que el camino Demacia no era el único y ahora podía reconocer sus fallas, así como sus ventajas. Mientras está lejos de su tierra natal, Lux puede ejercer libremente sus poderes, pero los mantiene ocultos cuando regresa a su hogar a visitar a sus padres y a Garen. Para su hermano y su familia, es una leal sierva de Demacia... lo que es cierto, solo que no en la forma en la que lo hubieran esperado.
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